De los Campanelli a las Familias siglo XXI
Familias monoparentales, familias homoparentales, familias ensambladas
La vida familiar cambió, y mucho.
Más allá que estemos de acuerdo o no, con algunas formas familiares, son un hecho y una realidad, es la foto de la sociedad de hoy. Y en los últimos años, surgieron cambios como una nueva cultura afectiva de los vínculos de pareja, que se caracterizan por la inestabilidad de los vínculos, la disminución de los hijos, la convivencia bajo el mismo techo de hijos de uniones diferentes, y muchas veces, de generaciones distintas; sumados a la autonomía de la mujer, la independencia económica femenina, los distintos métodos de fertilidad, el matrimonio igualitario, son algunos de los factores, que sumados, nos dejan en este lugar.
En diversas charlas me hacen una pregunta común: ¿La familia está en crisis?
Yo digo que no. Lo que se está transformando es el modelo de la familia tradicional. Lo que estamos viviendo son procesos de transformación acordes con otros cambios igualmente profundos de la vida social y cultural que vienen ya cobrando fuerza hace unas décadas.
Así como hoy, la pareja no se la piensa como un vínculo para toda la vida, hasta que la muerte nos separe, a las familias que provienen de esas parejas, tampoco podemos pedirles que sea una sola durante toda la vida. Y así como Angeles Mastretta, escritora mexicana, dice en uno de sus personajes “antes, cuando la expectativa de vida eran 50 años, con un solo amor bastaba, hoy por lo menos dos….¨, de la misma forma, tenemos que abrirnos y pensar que a lo largo de la vida, tendremos la familia de donde provenimos, la de origen, luego la familia de inicio (la primera unión, con hijo/s), y, una familia ensamblada, la que sigue a esa unión. Muchos de los jóvenes de hoy, crecerán compartiendo y siendo parte de varias familias ensambladas a lo largo de su vida. Por supuesto me refiero a una tendencia, no se puede generalizar, hay y habrá siempre excepciones.
Lo cierto es que todas las formas familiares pueden ser un lugar maravilloso para crecer y vivir. Cualquiera que está en pareja, y se encuentra en el proceso de crear una familia, espera que la vida mejore. Lo mismo podemos decir de un segundo o tercer matrimonio ensamblado, o familias de un solo progenitor. Es bueno tener en cuenta que ese núcleo familiar también puede ser de primera.
Hablamos de vínculos y personas sanas. Lo que es muy importante es la autoestima, la comunicación, el derecho a la verdad, y que, los adultos (la pareja), o el adulto, en el caso de familias monoparentales, actúen como responsables y generadores de escenarios posibles para la familia.
Todas las formas y variantes familiares pueden ser un espacio sano y esto depende de la congruencia, coherencia y creatividad del/los adultos que se encuentran a cargo de ellas. Cada tipo de familia presenta desafíos especiales. Hay que ver el caso por caso, no hay fórmulas.
En las últimas décadas, el modelo de familia tradicional se ha desdibujado notablemente. Se han incrementado las familias monoparentales, que son las formadas por un progenitor y su/sus hijos, a partir de una separación, se forman dos sistemas monoparentales: uno la madre con el/los hijos y otro sistema monoparental del padre con él/los hijos.
También cada vez hay más familias ensambladas; las que se constituyen cuando uno o dos de los integrantes de la pareja aportan hijos de una unión anterior.
A la vez mientras se han legalizado las uniones gay, existen parejas que no pasan por el registro civil ni por ceremonias religiosas, aún después de años de convivencia; hijos, que a partir de la fertilización asistida, la ovodonación, los bancos de esperma y demás técnicas actuales de fertilización, son de alguna manera “hijos de la ciencia”.
También el vientre subrogado, no legalizado en nuestro país, da la posibilidad a parejas homosexuales a convertirse en familia homoparental.
En la actualidad, es común, la consulta con un especialista en fertilidad pero en las épocas de nuestras abuelas, se tenían los hijos (muchas veces en la casa), con la asistencia de una partera. Con el correr de los años, y para evitar algunos riesgos, se visitaba al ginecólogo, y los partos ocurrían en instituciones hospitalarias y clínicas, dando lugar a la especialidad de obstetricia, y hoy en día, al correrse la edad en que las mujeres desean ser madres, es común la consulta al especialista en fertilización asistida en mujeres de más de 35 años.
Asimismo, cada vez son más las mujeres que acceden a ser madres en soledad y en este caso estamos frente a una familia monoparental.
Lo cierto es que sea la forma que adquiera y sus distintos modelos, la familia es la unidad social básica, es el primer ambiente social de todos los seres humanos.
Entre las tareas de este grupo está la satisfacción de las necesidades básicas y afectivas de sus integrantes y la educación de los hijos a través de la transmisión de normas, patrones de conducta, estilo de vida, por lo que es considerada el ambiente psicosocial del que depende fundamentalmente la personalidad de un individuo.
La familia influye en todos los aspectos de la personalidad, su función educativa tiene un abanico muy amplio, y presupone que permite al niño su adaptación a la complicada red de relaciones sociales en la que se desarrollará fuera del marco familiar. Para el mundo que nuestros hijos vivirán y crecerán, y para afrontar los desafíos que siguen, necesitan practicar en estos modelos familiares, aprendiendo con apertura de todas y cada una de las situaciones de la vida.
Padre o madre no tiene que ver con el hecho biológico de la procreación, lo que caracteriza a un buen padre es la forma que lo va criando, ya que hermosas familias están conformadas únicamente por uno o varios ¨hijos del corazón”, ó por hijos adoptados o de familias ensambladas.
El ambiente familiar influye de manera decisiva en la personalidad de las personas. Las relaciones entre los miembros de la casa, los valores, afectos, y modos de ser que van asimilando.
La familia lleva tiempo y energía. Los chicos no deben criarse solos, crecen con la atenta mirada de los adultos que los quieren.
El ambiente familiar no es fruto de la casualidad ni de la suerte. Es consecuencia de los aportes de todos los que forman a la familia, especialmente los padres.
El común denominador es el amor, es el ingrediente fundamental, y siempre el mejor lugar para comenzar, pero hay ingredientes que son muy importantes, sea el modelo familiar que sea: la aceptación del otro y del sistema, el respeto por las diferencias y las individualidades, la comprensión, la paciencia, la capacidad de espera, la empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
Lo que tenemos que recordar es que todos y cada uno de los modelos familiares son esa célula básica de la sociedad, no exclusivamente el modelo tradicional, ni los que cada uno acepta, ni los que prefiere y le gustan más, o los que cada uno se siente más o menos identificada/o. Porque cada uno es la célula básica de cada familia, y éste es el punto de partida para que nos sintamos orgullosos de ser quienes somos y de donde venimos.